lunes, 21 de julio de 2008

Documentos con historia: La Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica del Estado


Autor: Enrique Kirberg, ex Rector de la Ute


Aunque de menor antigüedad, no por esto la organización estudiantil de la Universidad Técnica del Estado fue menos combativa. Su primer Congreso Constituyente lo celebró en 1953 y nació allí la Federación de Estudiantes de la Universidad Técnica sobre la base de la Federación de Estudiantes Mineros e industriales de Chile (FEMICH) que había existido desde 1945 (y cuyo primer presidente y fundador fue el autor de este libro).

El 25 de mayo de 1961 se dio comienzo a un movimiento generalizado que abarcó a todas las sedes de entonces de la Universidad Técnica: Antofagasta, Copiapó, La Serena, Santiago, Concepción, Temuco y Valdivia. Este era un movimiento por la reforma integral de la universidad, el primero en su género y precursor de las luchas nacionales por la reforma universitaria. “El 25 de mayo de 1961 representa un hito trascendental en el proceso de reforma de la Universidad Técnica. Simboliza el comienzo del movimiento estudiantil que hubo de culminar con la victoria definitiva de 1968”, declaraba diez años después Tomás Ireland Cortés, secretario general de la Universidad Técnica, en 1971. Tomás Ireland tuvo una participación sobresaliente en los hechos que, con posterioridad a 1961, darían comienzo al proceso reformista de la universidad. El factor detonante fue el nombramiento del director de la Escuela de Minas de Copiapó quien era enérgicamente rechazado por los alumnos. Esta era la culminación de una serie de arbitrariedades en la designación de las autoridades universitarias tales como irregularidades en los concursos y en los métodos para los nombramientos. Todos los edificios de la Universidad Técnica del Estado fueron ocupados. El Manifiesto de Córdoba fue reimpreso y se discutía en grupos de estudiantes. La Federación emitió una declaración en la que puntualizaba: “Queremos una universidad que no sea una fábrica de títulos, sino crisol de hombres íntegros", y, ahogaba por:


1. el acceso democrático a la enseñanza superior,

2. la participación de la comunidad universitaria en la dirección de la universidad, y

3. la revisión del rol de la universidad en una sociedad que marchaba hacia el cambio social.


Las ideas fundamentales sirvieron de base para un intercambio entre estudiantes y profesores de esa y otras Universidades, y podría añadirse que esta plataforma, profundizada y enriquecida, fue la que se hizo triunfar en las exitosas jornadas de 1967 y 1968 tanto en la Universidad Técnica como en el resto de las universidades chilenas. Muchos de los dirigentes estudiantiles de esa época fueron más tarde los jóvenes académicos que apoyaron a los estudiantes en la etapa definitiva por la reforma. Se puede nombrar entre ellos a Leonardo Fonseca, Ciro Oyarzún, Juan Humberto Vera, Tomás Ireland, Alejandro Yáñez, Raúl Palacios y tantos otros. El movimiento consiguió muchos de sus objetivos - el director de la Escuela de Minas de Copiapó fue retirado - aunque no logró su propósito de fondo: cambiar la estructura de la universidad. Se dieron pasos significativos como la formación de una Comisión Bipartita y Paritaria de estudiantes y profesores que inició un profundo debate; esto fue esencial para el cambio operado entre los profesores de la universidad. Muchos de ellos apoyaron a los estudiantes en 1967 y 1968.

En los Hechos, el movimiento de reforma en la UTE, que comenzó en 1961, fue uno solo e ininterrumpido. La fase final comenzó, sin duda, en 1966 cuando en la directiva de la FEUT había mayoría de la Juventud Comunista. Ese año se agitaron los estudiantes para la obtención de mayores recursos financieros, iniciativa que alcanzó pleno éxito.

Los movimientos sostenidos por estos estudiantes y los de las demás universidades, fueron los antecedentes vigorosos de la reforma universitaria chilena. En ellos ya se habían generado los elementos y principios que se harían efectivos y reales en la etapa final que comenzaba en 1967.


Extracto del libro "Nuevos Profesionales: Educación Universitaria de Trabajadores " de Enrique Kirberg


Documentos con historia: La Federación de Estudiantes de Chile


La reforma en Córdoba tuvo importantes ecos en Chile. Algunas de las peticiones del movimiento de Córdoba habían sido ya ganadas por los estudiantes chilenos. Esta lucha estudiantil, salvo breves interrupciones, fue sostenida, y siempre se caracterizó por un sentido altamente constructivo.

Durante muchos años, la acción estudiantil en Chile estuvo únicamente en manos de la Federación de Estudiantes de Chile que corresponde a la organización de los alumnos de la Universidad de Chile. La FECH fue fundada en Santiago en 1906 a raíz de un incidente con el entonces presidente, Germán Riesco. Durante cierto tiempo, sólo condujo actividades de tipo cultural; entre ellas, y en forma especial, se encontraba la educación de trabajadores.

La FECH comenzó a participar desde 1918 con otras organizaciones en movimientos con contenido extrauniversitario tales como las libertades públicas y las necesidades de las capas más modestas de la población. En 1919 tuvo parte activa en la "Asamblea Obrera de Alimentación Nacional" junto con la Federación Obrera de Chile, la "Industrial Workers of the World" (IWW), el Partido Socialista Obrero y la Asociación de Educadores, entre otras organizaciones. Años más tarde, participaba en el Comité contra la Guerra y el Fascismo (1934) y, posteriormente (1937), enviaba sus delegados a la Liga de Defensa de los Derechos del Hombre.

Hacia 1920, Chile vivía un momento particularmente crítico, de agudización extrema de las tensiones sociales - reflejo en el país de la crisis económica de posguerra -, acompañado de malestar social generalizado y de violentas crisis políticas. Estos hechos, unidos a los acontecimientos internacionales - movimientos revolucionarios en Europa, constitución de la III Internacional, etc. - alimentaron las luchas proletarias que alcanzaron un alto grado de intensidad y organicidad. En suma, Chile vivía un clima verdaderamente revolucionario frente al cual se practicaba la tradicional política represiva: masacres de obreros, asaltos a locales sindicales y estudiantiles y a locales de partidos obreros.

La tensa efervescencia de la época alcanzó al movimiento estudiantil. La FECH se incorporó ardorosamente a las luchas populares siguiendo los principios de Córdoba. A comienzos de 1920, se realizó la Primera Convención Nacional de la FECH en donde se aprobó una Declaración de Principios que asumía una posición ante los problemas sociales y políticos. Establecía que:

"...ante las necesidades reales de la época presente, la FECH estima que el problema social debe resolverse por la sustitución del principio de la competencia entre los hombres por el de la cooperación; que es indispensable la socialización de las fuerzas productivas y la consecuente distribución equitativa del producto del trabajo común; y el reconocimiento electivo del derecho de cada persona a vivir plenamente su vida intelectual y moral."

Al final observaba que todo progreso social implica la perfección moral y cultural de los individuos. Así, la FECH se definía y tomaba claro partido en la contienda social.

En este ambiente se habían agudizado las dificultades en las relaciones con el Perú por problemas de límites pendientes desde la guerra del siglo anterior. La FECH adoptó una actitud pacifista y denunció la movilización militar como maniobra política, por lo que se la acusó de estar pagada por el “oro peruano”. El 21 de julio de 1920, una turba azuzada por agentes de las familias de la alta sociedad, la "canalla dorada", asaltó el local de la federación, destruyó todos sus bienes y golpeó a los ocasionales ocupantes. Posteriormente fueron encarcelados varios líderes estudiantiles. Con anterioridad a esos días, en el "proceso a los subversivos", montado por el gobierno, había sido detenido el estudiante y conocido poeta José Domingo Gómez Rojas quien, debido a su injusta prisión, perdió la razón y murió en la cárcel. A sus funerales concurrieron más de 70,000 personas.


Extracto de "Nuevos profesionales: Educación universitaria de trabajadores", escrito por Enrique Kirberg.